CONSEJOS DE UN CORREDOR NOVATO














CONSEJOS DE UN CORREDOR NOVATO
(MI PRIMERA EXPERIENCIA EN CARRERAS DE MONTAÑA)

El enunciado en sí ya resulta un tanto incongruente, que un novato se dedique a dar consejos, pero puedo permitirme la osadía puesto que la experiencia de la que carezco en el mundo del running creo poder suplirla de sobra con mis diez años de cicloturista y por que no, la que te dan los años y la vida a la hora de afrontar cualquier reto personal o profesional.

Después de 4 años abandonado en la práctica deportiva, decidí retomar el rumbo de la vida sana en esta sencilla disciplina (para correr sólo hace falta ganas y unas buenas zapatillas) y a la vez compleja (por lo que conlleva de automovitación solitaria y constante, y dificultad a la hora de dosificar entrenamientos y esfuerzos). Pero como afortunadamente y felizmente he podido comprobar, las horas de dedicación el deporte te las devuelve siempre en rendimiento y satisfacción.

Mi primer consejo a la hora de afrontar retos de este tipo, es saber elegir la marcha que se adapta a nuestras posibilidades. En este caso, la elección ha sido excelente: la de la Vilavella reúne un recorrido adecuado y justo en lo exigente, y con una belleza que invita a hacerlo en solitario en cualquier momento del año; una muy buena participación que ayuda siempre a encontrar anónimos corredores de todos los niveles para acoplarnos al que mas se ajusta a nuestro nivel; y una organización y un público excelentes que te acompañan en muchísimos tramos del recorrido dándote ánimos.

El segundo consejo, y hasta alcanzar cierto grado de veteranía, es importantísimo tener una buena compañía (gracias vecino David!), y no me refiero precisamente a llevar “una liebre” para obtener buenísimos tiempos que a los 5 kilómetros te ha desfondado (hasta que se te quitan las ganas de meterte en esos berenjenales!). ¿En que consiste entonces? En esa persona que aún estando mas fuerte que tu se acopla a tu ritmo, te ayuda a dosificarte cuando te ve fuera de punto, o te anima a apretar cuando viene un terreno favorable. Esa persona que te enseña el paisaje, mientras tú vas concentrado en tu ritmo cardíaco; o que te cuenta una anécdota cuando pasamos por el Km. 14 y ¡los músculos de las piernas están mas tensos que la cuerda del arco de Ulises!

Tercer consejo, y esto lo he aprendido así de golpe y que seguro me hubiera sido igual de útil cuando participaba en las marchas cicloturistas. Si quieres hacer una buena marcha y/o un buen tiempo, hay que salir en la foto de la línea de salida. Y es que el tío David, además de buena persona es un poco zorro (y si no dejadle hablar después de tres Alambras! Jajaja). En el banderazo hay que estar delante, pegarse un poco con los codos sin que se te ericen los pelos (lo que se llama soportar el contacto físico), y sentir que ¡durante 100 metros has sido el líder de la prueba! En fin, ni os cuento la gente veterana que vi luego en meta entrando detrás de mí… Pero claro salieron muy por detrás de la alfombra.

Dejo para los expertos los temas de hidratación previa, alimentación, estiramientos…. Quizá en otro momento os cuente mi experiencia al respecto, pero los que habéis probado hacer deporte con un mínimo de exigencia y dedicación, conocéis la importancia de esos aspectos.

Y creo que ya es momento de contaros mis sensaciones en mi primera carrera de montaña. He pedaleado junto con más de 5.000 ciclistas, así que no me impresionó correr con 1.400 personas. El colocarnos en la foto de salida conllevó tener que soportar que luego en 500 metros te pasen más de 150 personas. Pero yo pensaba: que corran, que corran… y me dejen solito lo antes posible! Ya por las calles del pueblo aquello parecía más unos sanfermines que una marcha, y como con los toros yo siempre mirando para adelante que es donde está el peligro… el que quiera pasar que pase.

Nada más salir del pueblo ya iba comprobando que aquello nada tenia que ver con los entrenamientos y que tenía dos opciones: o darme la vuelta como un cobarde inmediatamente antes de quedarme abandonado en mitad del monte, o resignarme a cargarme la pila del pulsómetro. Menos mal que llegó el susodicho embudo a los pocos kilómetros… aunque de empinado que estaba aquello apenas bajé ni una pulsación. Iba algo asustado, pensando que podía excederme en el esfuerzo. Y los motores diesel de ahora no son los de antes… ahora van más revolucionados, así que de perdidos al río. Por supuesto, antes del Km. 6 y primer avituallamiento, el pulsómetro echaba humo. Por lo tanto, hay que distraer la mente para no obsesionarse con esos temas. Pueden ser perjudiciales psicológicamente para el rendimiento.


Puestos entonces a la tarea de buscar una distracción, surgió la excusa perfecta. Al alcanzar a una competidora escuchamos que le avisaban que iba en tercera posición. Y, tal como dice el refrán, “culo veo, culo quiero” en esta ocasión hice una traducción personalizada para la ocasión: “¡culo veo, a seguir el meneo!”. (Y el que esté libre de culpa, que tire la primera piedra… esto, sólo es una forma de hablar, eh? A ver si resulta que en el grupo hay algún místico). Total que así anduve animado por encontrarme en la parte delantera de la marcha del sector femenino. Por desgracia, la tercera cayó a la cuarta posición, y la nueva chica que tomó la tercera plaza ¡sólo le faltó esprintarnos! Bueno, ya faltaba poco para la cima… así que cumplido el primer objetivo ahora había que concentrarse en la bajada.

La bajada me pareció larga y técnica. En ese momento casi agradecía no tener delante a la tercera fémina, porque ¡habría caído sin duda por algún barranco por falta de concentración! . Si ascendiendo es la parte de desgaste físico, en el descenso el desgaste es articular y muscular. Unos 4 Km. de sendas, arbustos pica-pica, y un empinado tramo de descenso con piedras sueltas y rocas típico para usar la técnica (como dice David) del tiki-taka. Luego llegan tramos de descensos fuertes en pista de tierra y pistas cimentadas que provocan un nuevo cambio en el ritmo y en el tipo de zancada, siendo mayor la tensión en controlar y frenar la carrera de las piernas. Sí, aquí es cuando la piernas empiezan a quejarse por todos lados al más mínimo gesto raro; y cuando uno empieza a hacer la ruleta rusa con la lesión que va a tener: enganchón de gemelo, cuadriceps petado, engarrotamiento del aductor… Sí, es el Km. 14 y el arco de Ulises.

A partir de ahí y visto todo lo conseguido hasta el momento, lo que tocaba entonces era dosificar, y más con las cuatro o cinco rampas finales entre el 16 y el 20 % de desnivel. Juan, no te obsesiones con los que te pasan, ¡si a los 200 metros van caminando también!... Ya da igual cinco minutos más que menos y diez puestos más adelante que atrás. El reto es personal, y el éxito finalizar la prueba en condiciones. Son pensamientos fugaces…

Y finalmente llega el momento culminante: la entrada en el pueblo y en meta. Debo confesarte una cosa Vicente, ¡a punto estuve de no llegar a la ducha! Jajaja… Ya sabes a qué me refiero… Y no fue por dolor, sino por emoción: el objetivo conseguido, descubrir la capacidad de sufrimiento propia, los aplausos y ánimos de cientos de vecinos y acompañantes… No puedo evitarlo, ¡soy un sentimental! Pero para qué te pensabas que llevaba yo mis Oakley ahumadas…

JUAN M.






Comentarios

  1. Enhorabuena Juan, primero por colaborar en el
    blog del barrio,y en segundo lugar por el
    carrerón que hicísteis tanto David como tú.
    Espero que cuando tengas la bici nueva también
    nos lo hagas saber.

    Un saludo. Vicente.

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  2. El próximo año, Juan, serás capaz de resolver el enigma de las huellas en el asfalto... ¿quién perseguía a quién?, el cazador al jabalí o el jabalí al cazador?. ;-)))

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