NO PUDO SER
Por primera vez y, muy a mi pesar, he tenido que decir “hasta aquí hemos llegado”. Toda la ilusión puesta en esta edición de la MiM se ha quedado en un “lo que pudo ser”... y no fué.
Resulta complicado contar cómo en un minuto puede cambiar el transcurso de una carrera pero suele ocurrir y, en la Marató i Mitja, con más razón. En fin, ésta es la historia de mi MiM’09:
A las 6:01 exactamente empezaba la aventura de este año (1 minuto de silencio por un médico colaborador y un corredor septuagenario que nos dejaron en el último año) con un récord de participación (alrededor de 1.370 participantes efectivos). Así pues, Manolo y yo salimos con la intención de no encontrar el típico tapón de la senda de Penyeta, pero está claro que hay que correr mucho más para evitarla.... Total, unos 5 minutos de parón.
A partir de ahí, todo según lo previsto: 1:27 a la Pedra de Borriol, 2:36 a la Bassa de les Oronetes... en fin, normal, que ya es mucho.
Pero llegamos a la Rambla de la Viuda y ahí todo empezó a cambiar, al menos para mí. Noté que Manolo tenía más gasolina que yo, así que le propuse que él siguiera a su marcha porque si le seguía corría el peligro de “petar”, y sólo estábamos en el km. 30. Así que yo, a la mía... hasta el km. 32.
Después de una fuerte pendiente eché a correr el descenso y aquí llegó el minuto que cambió mi carrera: los cuádriceps de las dos piernas como piedras. Asi, en esas condiciones, sin posibilidad alguna de correr (ni siquiera trotar) llegué a Les Useres (km. 34) donde, con un poco de descanso y reponiendo fuerzas, pensé que se solucionaría el problema.
Apenas sales de Les Useres, una empinada senda te avisa de lo que te espera a partir de entonces. Una vez la superé, mis piernas volvieron a avisarme:
“Fernando, ve haciéndote a la idea, que hoy no es nuestro día...”
“¿Qué hacemos?¿Seguimos hasta Sant Miquel?”, me pregunté.
“Bueno, tú mismo, pero no te prometemos nada...”
Los 12 km. que separan Les Useres de Sant Miquel no fueron más que una constancia de lo que ocurría: más cansancio, más calambres y más impotencia. Aún así, el parcial de les Torrecelles era bueno (5h. 28’) pero mis condiciones físicas no me permitían tener esperanzas de llegar a meta en un tiempo inferior a las 9 h., que era mi objetivo. Por lo tanto, la cosa estaba clara: apaga y vámonos. Otro año será...
Por su parte, Manolo consiguió llegar en unas estupendas 8h.32’, a pesar de un “bajoncillo” por problemas físicos en la última parte de la carrera.
En fin, que este año no pudo ser, pero como diría el amigo Humphrey... siempre nos quedarà el Barça.... al menos este año.
Resulta complicado contar cómo en un minuto puede cambiar el transcurso de una carrera pero suele ocurrir y, en la Marató i Mitja, con más razón. En fin, ésta es la historia de mi MiM’09:
A las 6:01 exactamente empezaba la aventura de este año (1 minuto de silencio por un médico colaborador y un corredor septuagenario que nos dejaron en el último año) con un récord de participación (alrededor de 1.370 participantes efectivos). Así pues, Manolo y yo salimos con la intención de no encontrar el típico tapón de la senda de Penyeta, pero está claro que hay que correr mucho más para evitarla.... Total, unos 5 minutos de parón.
A partir de ahí, todo según lo previsto: 1:27 a la Pedra de Borriol, 2:36 a la Bassa de les Oronetes... en fin, normal, que ya es mucho.
Pero llegamos a la Rambla de la Viuda y ahí todo empezó a cambiar, al menos para mí. Noté que Manolo tenía más gasolina que yo, así que le propuse que él siguiera a su marcha porque si le seguía corría el peligro de “petar”, y sólo estábamos en el km. 30. Así que yo, a la mía... hasta el km. 32.
Después de una fuerte pendiente eché a correr el descenso y aquí llegó el minuto que cambió mi carrera: los cuádriceps de las dos piernas como piedras. Asi, en esas condiciones, sin posibilidad alguna de correr (ni siquiera trotar) llegué a Les Useres (km. 34) donde, con un poco de descanso y reponiendo fuerzas, pensé que se solucionaría el problema.
Apenas sales de Les Useres, una empinada senda te avisa de lo que te espera a partir de entonces. Una vez la superé, mis piernas volvieron a avisarme:
“Fernando, ve haciéndote a la idea, que hoy no es nuestro día...”
“¿Qué hacemos?¿Seguimos hasta Sant Miquel?”, me pregunté.
“Bueno, tú mismo, pero no te prometemos nada...”
Los 12 km. que separan Les Useres de Sant Miquel no fueron más que una constancia de lo que ocurría: más cansancio, más calambres y más impotencia. Aún así, el parcial de les Torrecelles era bueno (5h. 28’) pero mis condiciones físicas no me permitían tener esperanzas de llegar a meta en un tiempo inferior a las 9 h., que era mi objetivo. Por lo tanto, la cosa estaba clara: apaga y vámonos. Otro año será...
Por su parte, Manolo consiguió llegar en unas estupendas 8h.32’, a pesar de un “bajoncillo” por problemas físicos en la última parte de la carrera.
En fin, que este año no pudo ser, pero como diría el amigo Humphrey... siempre nos quedarà el Barça.... al menos este año.
FERNANDO MARMANEU
Comprendo la frustación en caliente que debes soportar, cuando uno se esfuerza y no consigue la meta deseada. Pero esto no es más que experiencia para el futuro. El camino recorrido hasta aquí coincidirás conmigo que ha valido la pena... Así que ánimo, que aun tenemos muchas cosas que disfrutar, y espero que muchas de ellas juntos. Saludos.
ResponderEliminarÁnimo, Fernando. Un saludo.
ResponderEliminarEnhora buena Manolo por el buen tiempo que has hecho y Fernando por el esfuerzo que es lo que cuenta (el que se queda durmiendo en la cama realiza menos esfuerzo)
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