Sensaciones
Qué difícil encontrar palabras que se acerquen a describir las sensaciones de ir en patinete.
Ante las preguntas de la gente… ¿qué se siente? ¿cómo ha ido? …lo mejor es contestar… - toma, pruébalo y siéntelo tú mismo.
Al comenzar a patalear la noción del tiempo cambia. Ya no importa llegar a tal hora a un determinado lugar, o tratar de bajar unos minutos con respecto a lo hecho el día anterior. Lo que importa es disfrutar del viaje. Cada segundo, cada pataleo cuenta, te sientes empujado a una nueva visión del entorno por donde pasas, del cual eres una pequeña parte. Como si los árboles, las flores, las piedras, la hierba, las nubes, las laderas de las montañas, el agua de las fuentes, toda la naturaleza se alegrara al verte pasar de una forma tan simple y respetuosa, y a la vez notaran la felicidad que vas derrochando con cada pataleo. Como en una sauna o baño turco, el patinete te abre los poros de los sentidos para captar las máximas sensaciones externas.
En las bajadas, … ni os cuento.
En las subidas, … mejor tampoco lo cuento, …coged la bici.
Por cierto, de regreso de Alcossebre a Castellón, tenía acumulado tanto cansancio en las piernas del día anterior que necesité realizar una parada técnica y que mi equipo de psicólogas me animaran a continuar. Llegué a entender, sufriéndolo en mis carnes, el enorme mérito que tiene lo de nuestro amigo Suso, con sus travesías semanales con el triple de distancia diaria de la recorrida por mí.
Ante las preguntas de la gente… ¿qué se siente? ¿cómo ha ido? …lo mejor es contestar… - toma, pruébalo y siéntelo tú mismo.
Al comenzar a patalear la noción del tiempo cambia. Ya no importa llegar a tal hora a un determinado lugar, o tratar de bajar unos minutos con respecto a lo hecho el día anterior. Lo que importa es disfrutar del viaje. Cada segundo, cada pataleo cuenta, te sientes empujado a una nueva visión del entorno por donde pasas, del cual eres una pequeña parte. Como si los árboles, las flores, las piedras, la hierba, las nubes, las laderas de las montañas, el agua de las fuentes, toda la naturaleza se alegrara al verte pasar de una forma tan simple y respetuosa, y a la vez notaran la felicidad que vas derrochando con cada pataleo. Como en una sauna o baño turco, el patinete te abre los poros de los sentidos para captar las máximas sensaciones externas.
En las bajadas, … ni os cuento.
En las subidas, … mejor tampoco lo cuento, …coged la bici.
Por cierto, de regreso de Alcossebre a Castellón, tenía acumulado tanto cansancio en las piernas del día anterior que necesité realizar una parada técnica y que mi equipo de psicólogas me animaran a continuar. Llegué a entender, sufriéndolo en mis carnes, el enorme mérito que tiene lo de nuestro amigo Suso, con sus travesías semanales con el triple de distancia diaria de la recorrida por mí.
No grites tu secreto a voces, a ver si nos cae un nuevo Impuesto sobre Felicidad Producida por Artilugios Compartidos Simples y Baratos.
ResponderEliminarBonita la imagen. Han retratado la foto realizada por el sol de poniente al patinete y a su jinete.
¿Y el San Froilán, qué?
Un abrazo.
Hola Suso, ...es que no puedo evitar pregonarlo a voces. La foto me la tomé yo mismo a primera hora en el Grao de Castellón.
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