Alergia al coche en fín de semana
Un día se me ocurrió meter todo lo que más me gustaba dentro de una batidora, mi tiempo libre, mis deportes, mi familia, viajar, naturaleza, respeto por el medio ambiente, todo lo que más me llenaba, y …el resultado fue un cóctel de chuparse los dedos.
La idea surgió por mi aversión a utilizar el coche en mis desplazamientos de fin de semana. Pensé,…si hemos de ir a tal sitio, yo puedo hacerlo por mi cuenta. Si íbamos al camping o subíamos al pueblo, yo salía 2 o 3 horas antes y nos reencontrábamos todos en el punto de destino. A veces lo hacía corriendo, otras en bici, unas pocas en patinete, pero todas, siempre con el objetivo de moverme, practicando un deporte que me gustaba, contemplando el paisaje por donde pasaba relajadamente, llevando mis huesos de forma sana y placentera, permitiéndome descubrir nuevos caminos, playas, rincones, montañas, con total respeto hacia el entorno y con el premio añadido de tener a alguien esperando que les cuente cómo me había ido la aventura. De paso, todo este placer de viajero, incrementaba el tiempo disponible para mi familia.
Un día fuimos con mis tíos a un restaurante famoso por sus chuletas de cordero a la brasa. Eran 20 minutos en coche por asfalto, fáciles, previsibles, anodinos, o 2 horas y media a través de montañas y barrancos. Decidí la opción más larga, pero más placentera. Al llegar al restaurante, antes de hora, me vieron entrar sudado y encendido, me preguntaron si me sucedía algo. Les explique que tenía mesa reservada para comer más tarde pero que había llegado atravesando varias montañas.
Se asombraron tan gratamente de mi relato que muy amablemente me ofrecieron una habitación reservada para poder cambiarme de ropa, cada vez que quisiera repetir la experiencia.
Fotografías tomadas yendo hacia el restaurante.
La idea surgió por mi aversión a utilizar el coche en mis desplazamientos de fin de semana. Pensé,…si hemos de ir a tal sitio, yo puedo hacerlo por mi cuenta. Si íbamos al camping o subíamos al pueblo, yo salía 2 o 3 horas antes y nos reencontrábamos todos en el punto de destino. A veces lo hacía corriendo, otras en bici, unas pocas en patinete, pero todas, siempre con el objetivo de moverme, practicando un deporte que me gustaba, contemplando el paisaje por donde pasaba relajadamente, llevando mis huesos de forma sana y placentera, permitiéndome descubrir nuevos caminos, playas, rincones, montañas, con total respeto hacia el entorno y con el premio añadido de tener a alguien esperando que les cuente cómo me había ido la aventura. De paso, todo este placer de viajero, incrementaba el tiempo disponible para mi familia.
Un día fuimos con mis tíos a un restaurante famoso por sus chuletas de cordero a la brasa. Eran 20 minutos en coche por asfalto, fáciles, previsibles, anodinos, o 2 horas y media a través de montañas y barrancos. Decidí la opción más larga, pero más placentera. Al llegar al restaurante, antes de hora, me vieron entrar sudado y encendido, me preguntaron si me sucedía algo. Les explique que tenía mesa reservada para comer más tarde pero que había llegado atravesando varias montañas.
Se asombraron tan gratamente de mi relato que muy amablemente me ofrecieron una habitación reservada para poder cambiarme de ropa, cada vez que quisiera repetir la experiencia.
Fotografías tomadas yendo hacia el restaurante.
Cómo me supieron aquellas chuletitas y aquellas cervezas.
David, tú si que sabes...
ResponderEliminarHoy he tenido la gran suerte de experimentarlo de Cabanes a Castellón sin coche. El viento del sur me ha regalado unas vistas expectaculares desde la cumbre del Desierto de las Palmas desde donde hoy se podía divisar fácilemente el Montgo de Denia ( Alicante) las Islas Columbretes....para pasar horas sentado divisando las vistas. Hay que hacerlo más a menudo.
ResponderEliminarSalva, creo que ya estás enganchado. Utilizar la excusa del transporte, para hacer deporte, respetar el entorno, disfrutar cada segundo del viaje, respirando, sintiendo, oliendo, divisando, pensando... está solo al alcance de unos pocos privilegiados.
ResponderEliminarAdemás como bien dices, hoy has tenido el regalo de una mañana de otoño espectacular.