Castellón - Villafranca del Cid.
Definitivamente, el sentido en el que se realiza una actividad al aire libre sí que influye en el sabor de la cerveza. La misma ruta realizada en sentido contrario (como la hizo el rey Jaume I), no sería lo mismo.
Ribesalbes
Saliendo de Ribesalbes por el barranco de las Estanadas.
Descenso del Montlleó, Enrique sobre su lecho.
La Estrella.
Barranco del fraile.
Villafranca del Cid.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1879433
Ribesalbes
Saliendo de Ribesalbes por el barranco de las Estanadas.
Subiendo hacia Penyagolosa
Distancia y tiempo hasta la Banyadera
La Estrella.
Barranco del fraile.
Villafranca del Cid.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1879433
¡¡que máquinas¡¡¡ Jaime I fue mas listo y se dejó ir cuesta abajo..jejeje
ResponderEliminarPor cierto Final de Julio y manga larga..
ResponderEliminarA-lucinante
ResponderEliminarInteresante reflexión que refuerza la máxima ... las mejores cervezas son las que se toman después de haber hecho los deberes ;-)...
ResponderEliminarEnhorabuena por vuestro periplo en dos ruedas.
Amigos… además de la parte refrescante de la ruta (las birras en Sant Joan las sirven tan frías como en la parroquia y a 1,20€), también he constatado la presencia del dios de las pequeñas cosas, que incapaz de solucionar hambrunas, guerras, tsunamis y calamidades del mundo, se esconde entre los pliegues de las montañas, dedicándose a cositas como a romper la cadena de mi bici en el km 34, y luego espera a ver la reacción del afectado… qué hará? maldecirá su mala suerte? romperá a llorar? llamará por teléfono y rendirá su aventura ante las armas de una aceptable comodidad?
ResponderEliminarA cambio de ese poder minúsculo otorgado al diosecillo, éste se ve obligado a premiar al agraviado en caso de que la respuesta sea la de continuar hacia el objetivo, a pesar de las adversidades, corriendo, pataleando, caminando, sudando todos los recursos pensados y por imaginar.
En mi caso, el premio fueron además de unas cervezas muy frías, toparme con un caballero andante con armadura y tronchacadenas que velaba armas en los porches de la ermita de Sant Joan, el cual se ofreció muy amablemente a solucionar el entuerto acaecido, con lo que pudimos continuar con la ruta prevista hasta Villafranca.