Infancia




"En su bicicleta está el escudo del British Small Arms con los dos fusiles cruzados y la etiqueta “Smiths-BSA”. Se compró la bicicleta de segunda mano por cinco libras, con el dinero de su octavo cumpleaños. Es la cosa más sólida de su vida. Cuando otros chicos alardean de que tienen Raleighs, él les replica que tiene una Smiths. “¿Smiths? Nunca he oído hablar de esa marca”, dicen.

No hay nada comparable a la viva alegría de montar en bicicleta, de doblarse sobre el manillar y apurar las curvas. Va todas las mañanas al colegio en su Smiths: primero recorre los ochocientos metros que hay desde Reunion Park hasta el cruce del tren, después el kilómetro y medio de la tranquila carretera que bordea la línea de ferrocarril. Las mañanas de verano son las mejores. El agua murmura en los surcos del borde del camino, las palomas se arrullan en los eucaliptos; de vez en cuando hay un remolino de aire caliente que alerta del viento que soplará más tarde, y que ahora levanta polvaredas de arcilla rojiza ante él.

En invierno tiene que partir hacia el colegio cuando todavía está oscuro. Con el faro proyectando un halo de luz ante él, conduce entre la niebla, desafiando su suavidad aterciopelada, inspirándola, espirándola, sin oír otra cosa que el suave susurro de las ruedas. Algunas mañanas el metal del manillar está tan frío que sus manos se le quedan pegadas."


Fragmento extraído del libro "Infancia" de J.M.COETZEE.




¿Hay alguien más que se sienta aludido por compartir las mismas sensaciones medio siglo después y en otro continente?


Comentarios

  1. Yo, señor..... yo levanto la mano


    aunque más que recordar antiguas sensaciones, me veo hoy acumulando recuerdos por si algun dia me vuelvo viejecito.


    Todo sea dicho, he vuelto a rememorar la primera bici que compré. Una de hipermercado, para la que tuve que sudar billete a billete (de 1000 pesetas)

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  2. Si os cuento mis recuerdos de infancia y bicicleta, hay tres momentos imborrables y memorables:
    - Mi primera bici con menos de 6 años era de piñón fijo, y por tanto no llevaba frenos (y las ruedas macizas sin cámaras). La primera vez que la saqué, como no sabía como frenar, me fui contra un bordillo y me estampé clavándome el manillar en el abdomen. Sobreviví al accidente y sobrevivió la afición.
    - Otro recuerdo es el de empezar a aprender a montar en bici con una bici de paseo de "señora", sin barra. Entonces lo de las tallas era solo para los trajes y los sobreros, y pedaleando mi cabeza quedaba a la altura del manillar y del sillín. y los brazos los llevaba a la altura de las orejas. Quizá fui un poco precoz... aunque en aquel tiempo se era precoz en todo a la fuerza.
    - El tercero es cuando compraron una bici en casa (para los tres hermanos mayores, claro): una "torrot" francesa que a mitad de barra tenía un mecanismo que la hacía plegable. Mi estreno fue tan memorable que una conservo secuelas visuales: tras dar una vuelta al regreso, como no tenia fuerza suficiente para apretar los frenos, mi padre se puso delante y me retuvo en seco por el manillar, con lo que yo caí directo del asiento sobre la barra central y por ende di con mis partes íntimas sobre el mecanismo para plegar la bici. Joder.. aun me duele solo de pensarlo!

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  3. tranquilo, estamos entre amigos....deja la cursilada de "partes intimas"...y pon, "pollon"

    :)

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