Como Santo Tomás...
...“Aquí no vuelvo más” ...ese fue el único pensamiento coherente capaz de aceptar mi débil y escasa conciencia mientras cruzaba el arco de meta.
Ocho años después lo sigo teniendo presente, aún sin quedarme apenas secuelas de aquella cicatriz y pese al peligroso paso del tiempo que filtra y tapa bajo la manta tanto padecimiento muscular quedándose solo con los momentos alegres, de esfuerzos compartidos con desconocidos a los que de entrada les daría mi amistad, por unos metros de compañía, unas palabras de ánimo u ofrecerte un trago de su botella de isostar,.... sigo recordando aquel día tan largo, en el que tuve que echar mano de recursos propios, romper la tapa de “only in case of emergency”, reservas que no sabía formaran parte de todo ser humano y en mi caso estaban aún por estrenar.
Fue la inocencia de no ponderar la distancia, la soberbia de pensar no necesitar entrenar, que tantos años compaginando fútbol y trabajo y dos días de piscina en Vila-real, bastarían para pelear contra el reloj en una prueba de la que apenas había oído hablar. Salía de casa sólo, en la cálida madrugada de un sábado, caminando hacia la salida, vestido de corto, la gorra puesta, botellita de agua en mano, nada de miedo y una mochila con ropa seca para entregar.
Ochos años después, me veo todavía bajando exhausto en el autocar que nos devolvía a Castalia donde mi mujer me esperaba para llevarme a casa. Entonces la cobertura era escasa, casi no habíamos podido hablar, le pedí que fuéramos a tomar unas cervezas y le podría contar, necesitaba hidratarme, entramos en el Peña, pedimos dos tercios y algo de picar, el primero lo terminé de un largo trago y seguía sin poderme expresar, pedí una segunda cerveza que me dio la calma para hallar las mismas palabras con las que empezarían su historia cualquiera de l@s miles de valientes que habían tratado alguna vez de terminar la Marató y Mitja ... “ha sido muy duro, ha sido espectacular...”
Fueron doce horas de experiencias con las que podría escribir un libro... y gracias a todo ese esfuerzo aprendí una lección que aplicaría hasta el final de mis días, pues había sentido en mis carnes de lo que es capaz el ser humano, había comprendido que la mayoría de la barreras que nos frenan y nos coartan la libertad no son más que humo, muros mentales que se deshacen apenas los enfrentas y te pones a caminar ....y que ya nunca jamás saldría de mi boca decir que estoy cansado o que no me quedan fuerzas o que no lo iba a intentar.
Aunque hoy en día no haya recuperado la ilusión suficiente para volverla a realizar... me refiero a correrla con dorsal, si les digo a todo el mundo que la pruebe, que la intente, que la sufra, como mínimo una vez en su vida y bueno, si luego les gusta ... unas cuantas más.
David... yo se que volveras. Y espero estar alli para hacerla contigo... y eso que aun no la he sufrido.
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