El verano del barrio.
Se bebieron la luz del verano retozando en una charca de vida, empleando una sola mano en puntear seis cuerdas frías. Le pidieron al vocabulario que bajara el telón del día, envolvieron sus comentarios en papel de aventura y risas… y marcaban en un calendario muy distinto al de la cocina, fechas de expediciones y desembarcos usando la tinta de su adrenalina, separando en cada trago el agua de trigo gradualmente oscurecida, con un lejano recuerdo a frutos del bosque y cilantro y una fuerte presencia a amistad compartida. Otro veranito... casi al saco!.