¿Negocio o placer?
No es fácil emprender y mantener un negocio en pleno monte. Es necesario darse a conocer, publicitarse en las redes sociales, avisar del día de la apertura, pero claro, si no haces nada de eso... luego pasa lo que pasa.
Buscando posibles clientes, subiendo a Raca.
Nada, seguimos subiendo y ni un alma.
Nos pasa un tipet que sube trotando donde la pendiente sólo deja espacio para respirar. No se da cuenta de nuestro anuncio, pierde su oportunidad.
Continuamos hacia Roca Blanca, nos cruzamos con media docena de runners, sin pelos en las piernas, rostros serios, enjutos, ropa que aprieta, apenas unos buenos días y algún gesto con la cabeza, uno pierde una braga de cuello, de la mim por cierto, nos damos cuenta y se lo decimos al último del grupo, nos da las gracias, pero nada sobre su posible gusto por las cervezas y la oferta que tiene delante de sus very expensive zapatillas.
Llegamos a Roca Blanca. Premio y fotaca. Cero ingresos, cero pavos por lo tomamos la sabia decisión de trasvasar peso de la mochila. La primera en el cuerpo.
Bajamos por Contiendas, Mas de Chiva, La Saleta y cerramos la ventas.
Una ruina total.
Nos cambiamos de ropa y decidimos hacernos la segunda.
Este domingo, nos sirve ya de romería alternativa, sin pisotones, hurtos, gritos, petardos, atropellos ni codazos.
El negocio se nos ha ido a pique, sí. Qué pena, qué penita más grande...nos llevamos en el cuerpo.
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