Ondulaciones sobre la gran planicie.
Se me ocurrió salir de madrugada para tratar de sentir la deformación espacio temporal de las recién descubiertas ondas gravitacionales, y puedo asegurar que la única deformación que pude encontrar es la espacial. La temporal, al ritmo que llevaba, no la pude notar.
Pero sí pude ver la belleza de la gran laguna de agua calma y salada sobre la orilla de la cual nos asentamos y nos apretamos.
Y a lo lejos, las cumbres nevadas, recuerdo de crudos inviernos que anhelaban la llegada de la primavera.
Y el sabor de una fría cerveza, a dos mil pies de altura, tras tres horas de sube y baja, conversando, callando, respirando, sufriendo, riendo, regresando a casa el día que tu ciudad padece dormida, los efectos de su primer día de fiesta fundacional.
Comentarios
Publicar un comentario