Paseando con Suso por la Serra do Courel... y mucho más.
Pueblecitos de silencio, piedra y pizarra, agrupados no más que en puñados de casas, a punto de ser engullidos por bastas espesuras de robles, hayedos y castaños, ríos saltando por doquier trazando valles interminables que se pierden bravos en busca de una muerte civilizada, senderos olvidados por carretas y mulas, tomados ahora por helechos, piornos y zarzas, tras la llegada del asfalto.
Con todo esta panorama de fondo y con Suso como guía de lujo de una ruta circular más o menos trazada en su mente, aunque sin un track definido, y con el placer que produce dejar espacio a la aventura controlada, margen para el error y la improvisación, caminando con los cinco sentidos extendidos, imaginando en laderas, viejos refugios de piedra para colmenas protegidas contra osos, saboreando arándanos y fresas silvestres, oliendo a leña y prados de hierba recién cortados, bebiendo de fuentes del color del hierro, y sintiendo bajo los pies el sol abrasador propio del Mediterráneo, hemos disfrutado de buena parte del Caurel como tres felinos en libertad.
Seceda.
O Pontón.
Pensión de las mil y una estrellas.
Penaboa.
Penaboa.
Devesa de Rogueira.
Catedral y muralla de Lugo
Mazo de Teixois-Taramundi.
Playa del silencio.
Pincho a 1.20€.
Especial agradecimiento a Alberto y Mari Carmen, por compartir y soportar kilómetros y kilómetros de aventura y de vez en cuando, alguna que otra Estrellita de Galicia.
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